¿Qué define al prolapso de órganos pélvicos?
Se trata del descenso de uno o más órganos de la cavidad pélvica hacia el exterior.
El órgano que desciende progresivamente puede ser la vejiga, el útero, la vagina, la uretra o el recto, aunque también puede darse el caso de que desciendan dos o más de ellos. Si no se diagnostica y trata a tiempo, puede salir hasta el exterior en los grados más severos.
Si bien lo padecen millones de mujeres en el mundo, aún existe mucho desconocimiento acerca de esta patología, los tipos de prolapso, prevención, síntomas, opciones de tratamiento, etc.
Debido a esto, y que aún existen reparos en manifestar este tipo de dolencias, se conformó el Centro Interdisciplinario de Estudios del Piso Pélvico bajo la esfera del Centro Urológico Profesor Bengió, con el fin de darle una solución integral a quienes padecen este y otros tipos de afección uroginecológica. Está integrado por un grupo de destacados profesionales que le asignan un enfoque multidisciplinario mediante el trabajo en equipo de especialistas en Ginecología, Urología, Coloproctolgía, Sexología, Neurología y Fisioterapia.
¿Cuáles son los tipos y grados de prolapso?
Dependiendo de cuál es el órgano que desciende, el prolapso puede clasificarse en los siguientes tipos:
Cistocele, cuando es la vejiga la asoma en la cara anterior de la pared vaginal.
Rectocele, si el recto (el tramo final del intestino grueso al llegar al ano) desciende sobre la cara posterior vaginal.
Prolapso uterino, cuando es el útero el que desciende, asomando el cuello primero y después el cuerpo uterino.
Enterocele, que consiste en una hernia de las asas intestinales que protruyen a través del fondo posterior de la vagina.
Prolapso de cúpula vaginal, que se presenta en mujeres a las que se les ha realizado una histerectomía (remoción del útero). En este caso, la parte superior de la vagina pierde su soporte y forma normal, por lo que se hunde o desciende en el canal vaginal o en el exterior de la vagina.
A su vez, de acuerdo a la gravedad del caso, se divide a los prolapsos en distintos grados, determinando de esta manera también cuáles son los tratamientos más adecuados:
– Grado I o leve: descenso ligero en el interior de la vagina.
– Grado II o moderado: el descenso llega a la entrada de la vagina.
– Grado III: el órgano descendido traspasa el orificio vaginal hacia el exterior, la mujer puede notar un bulto al caminar y, sobre todo, al realizar esfuerzos.
– Grado IV o total: el órgano (vejiga, útero o recto) sale completamente al exterior, tanto en esfuerzo como en reposo.
¿Quiénes pueden padecerlo?
No existe una edad determinada en las mujeres para padecer algún tipo de prolapso aunque sí es más común que afecte a mujeres mayores por la progresiva debilidad de los tejidos y alteraciones neurológicas que devienen con el envejecimiento.
Pero también se encuentran otros factores predisponentes de importancia, como los embarazos múltiples, partos vaginales, la obesidad y la menopausia, con la consecuente pérdida del tono de los músculos del piso pélvico. Esta situación puede llevar a la progresiva salida de los órganos pelvianos de su sitio normal. En algunos casos, suele estar acompañado con frecuencia de incontinencia de orina.
¿Cuáles son los síntomas?
El principal síntoma es la incontinencia urinaria, aunque no necesariamente quienes la padecen son diagnosticadas luego con prolapso.
Pero los episodios de trastornos urinarios, que afectan incluso durante las relaciones sexuales, pueden ser indicadores que lleven a un diagnóstico de prolapso.
También suelen sentirse otras molestias durante las relaciones sexuales ya que los órganos están desplazados de su lugar normal. En los casos más severos, estas molestias pueden deberse a que aparece y se siente un bulto en los genitales, que será el órgano o porción de la vagina que protruye a través del orificio vaginal.
Esto puede provocar además que se experimenten molestias al caminar o realizar ejercicios físicos.
Otros síntomas que suelen presentarse son pesadez, sensación de presión en la zona pélvica, experimentando alivio al pasar de estar parada a una posición horizontal; estreñimiento, incluso hasta náuseas y molestias al defecar.
¿Qué opciones de tratamiento hay disponibles?
Los grados 1 y 2, son los más leves pero pueden ocasionar molestias. Suelen tratarse con rehabilitación del piso pélvico, que consiste en un tratamiento de fisioterapia y/o kinesiología, ya sea mediante ejercicios de Kegel, Biofeedback o estimulación eléctrica; o cambios de hábitos como correcciones en la dieta para bajar de peso, evitar el estreñimiento o evitar esfuerzos físicos, levantar objetos pesados, etc.
Los grados 3 y 4 habitualmente precisan de cirugía para ser corregidos. En el caso del prolapso uterino, puede recomendarse la remoción del órgano.
En la mayoría de los otros casos, lo que se realiza es el reposicionamiento de los órganos del piso pélvico, o del que haya descendido, ya sea mediante suturas sobre los propios tejidos o a través la colocación de mallas que compensan el suelo pélvico debilitado, sustituyéndolo por un material sintético que hace de nuevo tejido de sostén, como en el caso de la vejiga o el recto.